La primera reacción de Eugenia Rodríguez al terminar su presentación en “La Voz Argentina”, sigue describiendo sus sensaciones respecto a la experiencia que vivió. “¡Qué locura!”, dijo al terminar de interpretar “Gloria”, la canción del italiano Umberto Tozzi que inició su despegue hacia la fama. Es que la tucumana que se consagró como una de las cuatro finalistas –entre más de 200 participantes– del reality de canto más importante de la televisión argentina sigue atravesada por la inmensidad de la producción de Telefé. Pero ahora, instalada nuevamente en Tucumán, la rutina vuelve a apoderarse de su día a día. Eso sí: una rutina que se verá modificada por un reciente y desbordante éxito.

Pasadas las 16.30, Eugenia Rodríguez nos recibe en su casa. Abre la puerta con una pequeña caniche blanca en brazos. “Alzarla es la única forma para que no les ladre”, intenta anticiparse al comportamiento de “Sofi” que, hasta ese momento, no emitió ni un gruñido. Viste una remera blanca y unos jeans clásicos. Al ingresar al living, nos invita a sentarnos antes de iniciar el diálogo. Nada en esa sala habla de la presencia de una de las revelaciones tucumanas que más impacto generó en el último tiempo. La calidez del hogar muestra una Eugenia relajada y más tímida que, tal como contó su mamá al aire, se enciende con la magia del escenario.

Eugenia Rodríguez en "La Voz Argentina": el final de un programa, el inicio de una carrera

“Después del programa me di mi break de redes para poder procesar y duelar todo, que fue un proceso muy intenso. Corto, pero intenso”, cuenta. Por eso, en sus últimas 24 horas, no hizo más que responder las decenas de mensajes que tenía pendientes en su celular. Recién llegada de Buenos Aires, la rutina no la atrapó aún. Pero apenas unos minutos después de la entrevista debe regresar a su trabajo como profesora en la Escuela de música Cecilia Paliza. Su magnetismo en “La Voz Argentina” fue el bastión que la convirtió en una de las preferidas del público. Por eso desde que se despertó por la mañana, respondió mensajes, almorzó, respondió más mensajes y descansó unos minutos para luego seguir respondiendo mensajes.

-¿Cuál es tu estado ahora y qué te dejó el programa?

-Primero, agradecimiento. No sólo al programa, sino a toda la gente que lo compone: a los productores, los sonidistas, vestuaristas y maquilladores. Me fui sintiéndome muy querida por un equipo muy grande y por mis compañeros. Y también estoy muy agradecida con la gente que puso plata para votar, porque no estamos en un momento donde poner plata en ocio sea tan fácil.

-¿Qué tal el Team Miranda!? ¿Cómo son sus integrantes?

-Miranda! son lo más que existe en el planeta. No hay otra forma de describirlos. Son divertidos, son graciosos y son muy realistas. Ale (Sergi) nos dio la primera charla en la instancia de batallas y nos dijo: ‘Esto es un reality, va a quedar uno, la vida del artista no es exactamente esta’. Y nos dio consejos para poder disfrutar el proceso, para tener en cuenta que el verdadero camino del artista que decidimos hacer es lo que viene después. Juliana (Gattas) era más del lado de contener, de darnos las palabras de ánimo. Los dos son amorosos, son divinos. Son más divertidos incluso de lo que se ve en pantalla.

-Hubo muchos participantes tucumanos en esta edición… No recuerdo un reality que haya tenido tanta participación de la provincia.

-No, en los realities por lo menos nunca hubo tantos. Siempre hubo. Pero tiene mucho que ver con que nunca se había hecho casting en Tucumán. Ahora creo que se reflejó un montón del talento tucumano. Nuestros propios compañeros, la gente del stream, de producción, nos cargaba y nos decían que era ‘La Voz Tucumán’ y… un poco, sí. Éramos muchos y muchos que pasamos a instancias avanzadas.

-¿Qué destacás de la cultura tucumana?

-Lo que tiene en particular es que hay muchos espacios donde ir a ver arte y hay muchos lugares de formación. Tenemos lugares de buena formación. Creo que quedó claro después de ver tantos participantes que en Tucumán hay nivel, que no hay que hacernos para atrás por no ser de Buenos Aires. Hay que apoyar a los emprendimientos que se bancan el formar artistas y hay que bancar el arte que está acá, porque está demostrado que somos buenos.

-Hay madera...

-Sí, hay con qué. No es solamente música. “Belén” está preseleccionada para el Oscar. Hace unos días salió “Tafí Viejo”, la serie, que está en Flow como número uno. Entonces, le pongamos un poco más de pilas y tengamos un poco más de fe en lo que se hace acá.

-¿Qué sigue ahora?

-Estoy preparando algunas fechas para cantar. En Buenos Aires tengo una el 13 de noviembre en Club Temple y hay algunas en Tucumán que también van a ser en noviembre, así que estén atentos a mis redes –@eugerodriguezg en Instagram y en TikTok– porque ahí van a ver nuevas fechas.

Como cierre, Eugenia deja un mensaje para quienes, como ella, se animen a buscar un camino en la música. Recuerda una cita de su abuela: “que la suerte siempre te agarre preparado”. “Si querés dedicarte al canto, preparate y estudiá, porque es muy difícil llegar a un casting después de solamente cantar en la ducha”. De repente, se hizo su hora de trabajar.

Antes de irnos –un poco para retratarla y otro poco por el placer de escucharla–, nos deleita con un fragmento a capella de “Y si fuera ella”. La Eugenia tímida se transforma y lo que parecía guardar para sí, de repente se exterioriza. Con “Sofi” todavía al lado, canta en su ventana, impávida ante los ojos curiosos de sus vecinos.